El polvo rosa de los corridos tumbados —la tusi— ha salido de la tonada para ocupar titulares tras una redada en Colorado Springs, USA. Entre antros, drogas y militares, se confirma que la ficción musical describía realidades ya instaladas. Los tumbados, otra vez, cronistas de un mundo que arde y seduce.
Ciertamente, primero es el contexto y luego el corrido. Esta afirmación es clave para entender el papel de los corridos tumbados en la representación de la narcocultura contemporánea. Sin embargo, no todo lo que los corridos retratan alcanza, de inmediato, el centro de atención de los medios ni de los informes oficiales. Generalmente, algo debe estallar primero —un hallazgo, un accidente, un operativo— para que aquello que el corrido ya insinuaba o cantaba con desparpajo entre acordes de requinto, trombón y tololoche, se convierta en titular noticioso.
Así ocurrió con los llamados “corridos de collares”, una veta dentro de los tumbados que solo alcanzó verdadera notoriedad luego del accidente de motocicleta que sufrió Natanael Cano. Desde la cama del hospital, Cano despotricó contra la santería cubana, renegó de sus prácticas y deidades, y entonces los reflectores mediáticos —antes indiferentes— voltearon a ver qué decían sus canciones sobre collares, santos y protección espiritual. El corrido ya estaba ahí, pero no fue hasta el estrépito del accidente que cobró visibilidad.
En esta lógica, la redada de este domingo en un antro de Colorado Springs marca un nuevo punto de inflexión. El polvo rosa —también conocido como tusi o “cocaína rosada”— ha sido una constante silenciosa en los corridos tumbados. Aparece, sí, mencionada con nombres de fantasía: e.g: Lady Gaga, Rosa Pastel, Rosones o Morena. Es la droga de ellas, no de ellos. Es un polvo que seduce, que relaja, que enciende la libido y que, según varios estudios médicos, genera estados de euforia empática, desinhibición sexual y una sensualidad expansiva en el cuerpo. Se trata de un compuesto sintético, no una derivación directa de la cocaína, sino del 2C-B, una droga de diseño que simula la experiencia psicodélica, pero dirigida al placer recreativo. Si la cocaína blanca fue la sustancia de los ejecutivos y sicarios del narcocorrido tradicional, el polvo rosa es la sustancia de las modelos, las novias y las acompañantes de los juniors en el mundo chueco (y tumbado).
Lo curioso —o alarmante— es que esta droga, tan presente en los últimos dos años en el universo simbólico de los corridos tumbados, había permanecido fuera del radar mediático… hasta ahora.
La redada en Colorado Springs no fue un operativo cualquiera. Involucró a más de 200 detenidos, incluidos más de 100 inmigrantes indocumentados y 12 miembros activos del ejército estadounidense que operaban como personal de seguridad. Fue una acción coordinada de múltiples agencias federales: DEA, FBI, ICE, el Servicio Postal y hasta el IRS. El lugar intervenido no era solo un antro, sino un centro de consumo y explotación, donde convergían prostitución, tráfico de drogas sintéticas (al menudeo) y una compleja red de delitos. Lo inquietante es que dicho espacio había sido tolerado por sectores de la comunidad migrante, incluidos muchos trabajadores honestos que lo percibían como un escape festivo y ajeno al crimen. Pero el golpe es doble: revela una estructura criminal bien instalada en suelo estadounidense y, al mismo tiempo, sacude a una comunidad migrante que, en su mayoría, solo busca trabajar dignamente. Ocurre, además, cuando Donald Trump cumple apenas 100 días de su segundo mandato con un 41 % de aprobación, y el operativo, sin necesidad de propaganda, deja a la vista una realidad que golpea a quienes ya enfrentan múltiples formas de vulnerabilidad.
Más que un simple operativo, fue una radiografía brutal de un submundo que hasta hace poco muchos suponían restringido al territorio mexicano. Pero no. Los espacios de consumo de la narcocultura ya están plenamente instalados del otro lado, en Estados Unidos, y con ellos, los lenguajes, los rituales, las canciones… y las drogas.
El polvo rosa dejó de ser una metáfora musical para volverse evidencia forense, como lo confirmó hace unos meses la autopsia del cantante británico Liam Payne (One Direction), en cuyo sistema se encontraron trazas de 2C-B tras su muerte en Argentina (Artículo). Así, la tusi que en los corridos se muestra como instrumento de seducción, apareció entonces como sustancia clave en un caso real, ahora con el operativo en Colorado se muestra con consecuencias legales y políticas.
Este evento ocurre poco tiempo después del hallazgo del Rancho Izaguirre en Jalisco y de la polémica caída que enfrentó la agrupación norteña Los Alegres del Barranco (aunque ajenos a los tumbados), como también tras las recientes capturas históricas en Sinaloa, extradiciones en lote y desmantelamientos de laboratorios de fentanilo. Nunca como ahora, el mundo del narcotráfico y su correlato cultural ha estado tan asediado por la autoridad.
Es posible que esta redada en Colorado Springs abra el debate sobre la tusi. Pero más aún: puede volver a poner en la mira a los corridos tumbados. No porque sean culpables directos, sino porque son los cronistas de un mundo que (quizás) se hunda mientras canta. Los corridos tumbados no incitan directamente al crimen, pero lo vuelven paisaje, estética, atmósfera. No disparan, pero sí celebran los patrullajes. No ordenan, pero sí glorifican la seducción del polvo rosa.
Así, estos corridos siguen tocando a Dios con las manos sucias. Son, paradójicamente, arte y apología; denuncia y ornamento. Su popularidad vive su mayor paroxismo en el momento más oscuro. Como dijo Neruda, “una loca polea” que gira y gira sin tregua. Y mientras gira, produce canciones, produce contenido, se inmola y se alimenta de sí misma. El polvo rosa no llama a la reflexión; llama, tal vez, a una autoinmolación decorada con luces de neón y promesas de goce.
Ahora bien, ¿cómo responderán los artistas tumbados a esta exposición? ¿Cómo sortearán el espejo roto de su picaresca revelada? ¿Cuál será el siguiente paso ahora que el escenario ficticio y el escenario real comienzan a solaparse de forma irreversible? La música sigue. Pero el eco de la redada resuena con fuerza, y su onda expansiva apenas comienza a recorrer un territorio donde ya no hay distinción clara entre el corrido y la crónica, entre el performance y la evidencia.
Corridos tumbados que mencionan la tusi o el polvo rosa:
- “Lady Gaga“ de Peso Pluma, Gabito Ballestero y Junior H: “Dom Perignon Lady Gaga, lentes en la cara, Tusi lavada”
- “Rosa Pastel“ de Peso Pluma y Jasiel Núñez: “Ahí va una onza de Rosa Pastel, pa’ que se parche y dime qué es lo que es”
- “Polvo Rosa“ de Natanael Cano y Peso Pluma: “Quería que me echara un pase rosa como ella”
- “Tú sí” de Tito Double P y Armenta: “Tusi en la mesa, la fiesta comienza”
- “Tusi Pop“ de Miguel Cornejo y Adrian L Santos: “Tusi pop, la noche no para”
- “Polvo Rosa“ de Dany Araujo: “Polvo rosa loca las trae”
- “Lou Lou“ de Gabito Ballesteros y Natanael Cano: “Polvo rosita como debe, la firma activa como su plebe”
- “Harley Quinn“ de Fuerza Regida: “Ese polvo rosa que te aloca, me provoca”
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