El protagonismo femenino en la narcocultura y el necropoder en México

Las mujeres son esenciales en la configuración del imaginario del narcotráfico mexicano. Acá una lectura de sus representaciones, su relación con la narcocultura y su protagonismo como agentes de violencia.

Por Martin Mulligan, University of Missouri-Columbia

Las mujeres son esenciales en la configuración del imaginario del narcotráfico mexicano y a continuación trazaremos una lectura de las figuras más representativas en su relación de el género, narcocultura y su protagonismo como agentes de violencia. Me enfocaré en el agenciamiento de mujeres que podemos clasificar en tres categorías: el protagonismo de mujeres en el narcotráfico, el protagonismo de mujeres en la narcocultura y el agenciamiento de mujeres ficcionales en la corridística.

Claro está, la participación de mujeres en actitud de agente en el mundo del narcotráfico se ha mostrado palpitante, como interferencias sui géneris, pues su comportamiento no se asocia a los valores y características patriarcales ligadas, donde aparentan docilidad, la fragilidad o dulzura (Género, Valencia 241). Por el contrario, estas mujeres rompen la norma, aún desde sus espacios patriarcales heteronormativas y en cautiverio donde por lo general permanecen supeditadas al narcotraficante masculino.

Para este objetivo iniciaremos trazando una somera génesis de algunas de las figuras más representativas, tanto en el plano de lo histórico como de la ficción. Para esto nos apoyaremos en las estructuras del género femenino propuestas por Marcela Lagarde en sus tres variantes estereotípicas de mujeres en cautiverio, éstas son: la madre-esposa, la puta, y la loca. Sobre la base de estas estructuras analizaremos el origen de la figura de la buchona como acompañante por osmosis del buchón, para finalmente, a partir del corrido “En la sierra y la ciudad, yo soy la China”, analizar sus repercusiones en las historias de dos mujeres que comparten el apelativo de “La China”.

Las mujeres en la narcocultura

La historia documentada ha consensuado que las tres primeras jefas del narcotráfico mexicano fueron Ignacia Jasso viuda de González, “La Nacha”; Dolores Estévez Zulueta, alias “Lola la Chata”, y Manuela Caro. De las tres, sabemos más acerca de la vida de “La Nacha” Jasso, ya que tuvo una larga carrera delictiva entre las décadas de 1920 y 1960 en Ciudad Juárez. Su inicio en el narcotráfico se le fue heredado desde muy temprano por su esposo, Pablo González, “El Pablote”, asesinado en 1930[1]. El nombre de “La Nacha” será el único que se mencione de manera significativa como cabeza del tráfico de heroína (goma) en Ciudad Juárez, y, guiados por los trabajos de Ramírez-Pimienta, se podría afirmar que “La Nacha” fue la última miembro que haya quedado de la primera banda organizada en la frontera, una que se acercaría hoy a la idea con la que se concibe el término de “cártel”[2]. “La Nacha” no tuvo corridos individuales, pero es mencionada en la segunda parte del “Corrido del hampa”, donde se entrecruza en un corrido del recuento de la criminalidad en Ciudad Juárez de finales de 1920.

Por parte de “Lola la Chata” se sabe poco, pero llama la atención que haya sido una dispensadora de cocaína en la Ciudad de México en la década de 1920, pues sabido es que la cocaína será el rubro que volverá millonario al crimen organizado en la actualidad, empezando su tráfico industrial hasta finales de la década de 1980; por tanto, ahondar más en la vida de esta mujer, que vendía a los miembros de la vida en sociedad de la capital mexicana, podría darnos más luces acerca de la temprana distribución y consumo de esta droga particular[3], pues históricamente las drogas conocidas de circulación a lo largo del siglo XX no fue típicamente la cocaína, sino únicamente la mariguana y la heroína.

Ampliando el espectro, la primera y más importante jefa del narco en la historia de Sinaloa fue Manuela Caro, quien junto a Gil Caro y Rafael Fonseca representaron a primera ola de migración sierreña que llegó a instalarse en Culiacán para la década de 1950.

Podemos atribuir a éstos ser los pioneros en la creación de las redes de la economía ilícita de enervantes producida en el llamado Triángulo Dorado[4], en particular en el municipio de Badiraguato. Algunos testimonios han descrito a Manuela Caro como matrona del barrio Tierra Blanca, el primero y más icónico asentamiento creado por las familias sierreñas que armaron su red de narcotráfico entre la sierra y Culiacán. En las décadas de 1950 y 1960, ya hemos señalado cómo Culiacán creció en población y desarrollo agroindustrial y que este dinamismo favoreció la creación de las redes iniciales de una economía ilegal. En ese sentido, estos clanes sierreños emigrados a Culiacán fueron los encargados de dotar a estas actividades ilícitas de su cultura citadina inicial, apropiándose a la vez de modo espontáneo de la cultura rural del sierreño y lo campirano. Los narcotraficantes empiezan a adquirir poder adquisitivo y, tanto sus vertientes masculinas como femenina, se hacen sujetos de consumo, usando “las mismas gruesas alhajas de oro que denotaban su poder adquisitivo, colgando algún dije que demostraba el orgullo identitario: su apellido, su religión o su trabajo” (103). También “[e]n esos años Manuela Caro tenía la tele más bonita de Culiacán y en su casa, en vez de una vitrina de platos de porcelana, había armas de distintos calibres”[5], recuerda así el ingeniero que le instaló su primer televisor a colores y su sistema de radios de frecuencia para coordinar su red de tráfico con la sierra. De este modo, Manuela Caro puede llevarnos a rastrear la veta del origen de la buchona, como esa mujer que por ósmosis es la acompañante de los buchones, “[a]mbos forman una simbiosis histórica, ésa que sólo el dinero y el poder pueden explicar. Una correlación casi perfecta, casi natural; leyes no escritas que todos conocen, cumplen, respetan y nadie cuestiona (102).  Como un espejo psicológico de intimidad, las buchonas vestían de igual manera que los buchones. “Ambos usaban mezclilla con sombrero, cintos piteados, huaraches de correa y bota limpias, cuando la ocasión lo ameritaba” (ídem). Tareas y funciones como las de Manuela Caro pueden explicarnos las funciones logísticas iniciales en esta red del narcotráfico.

No menos importante, también las buchonas como Manuela Caro son el receptáculo por medio del cual se asegura la continuación de los linajes en su función de madre-esposa. Vale mencionar que estos apellidos representan los primeros linajes de narcotraficantes que han prevalecido como “dinastía ininterrumpida” (Grillo 39) por los últimos 70 años en el narcotráfico sinaloense. De ellos surgen por parentesco célebres personajes como Lamberto Quintero[6] o capos como Rafael Caro Quintero, “Don Neto”, o por lazos comunitarios, futuros patrones como  Joaquín “El Chapo” Guzmán o Arturo Beltrán-Leyva.

A lo largo de las décadas, el término buchona va a ir distanciándose de su parentesco exclusivo como madre-esposa del buchón, quien en la medida que va ampliando su axiología tradicional se va encaminando en favor de una narco-modernidad; el buchón empieza a mostrarse con mayor ostentación de consumo, de hedonismo y prepotencia, y con esto afina sus gustos por las reinas de belleza. En los certámenes de belleza en Sinaloa, las reinas han constituido una fuente de deseo para los narcotraficantes y no pocos linajes de narcotraficantes han de surgir de esta dinámica entre el buchón y la reina. En este ámbito son extensos los escándalos de “reinas robadas”[7] por traficantes, o como reinas impuestas por presión del gusto familiar del buchón. Las reinas de belleza van a aparecer abiertamente relacionadas con el narcotráfico sinaloense desde los años cincuenta[8]. En tiempos más actuales, uno de los casos más sonados fue el de Rosa María Zataráin, quien fue la candidata del carnaval de Mazatlán en 1988, pero no lo logró; sin embargo, Manuel Salcido, “El Cochiloco”, siendo ella su reina de preferencia, la impuso en las carrozas del festejo por delante de la reina oficial (Santamaría Gómez 37). También particular es el caso de Enedina Arellano-Félix, quien a los 16 años soñó en convertirse en reina del carnaval de Mazatlán. Estuvo a punto de serlo, pero sus hermanos Ramón y Benjamín Arellano-Félix, ya entonces líderes del Cártel de Tijuana, le pidieron que no compitiera porque ya eran buscados por narcotráfico por la policía en México y Estados Unidos. Enedina Arellano-Félix es una mujer a la que se le deberá hacer estudios en el futuro sobre el protagonismo de la jefa narco, pues siendo una versión femenina del júnior, tanto por su lavado social como por acceso a educación formal en finanzas, ya asesinados o puestos en la cárcel sus cuatro hermanos varones ella asumió el mando del Cártel de Tijuana desde el año 2002. Se había pensado que la organización Arellano-Félix había venido extinguiéndose, sin embargo, en años más recientes se viene revelando a través de información de la DEA y del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que Enedina siempre había llevado las riendas financieras del negocio y habían sido los varones los encargados de los aspectos operativos (el sicariato y el control de la plaza). Esto sugiere que Enedina aún continúa con el funcionamiento de la organización, pero a niveles de violencia poco ruidosos, haciendo de ella hoy día la jefa de más alto nivel de un cártel mexicano contemporáneo. Una reflexión acerca de Enedina en relación con sus hermanos nos lleva a repensar sus agenciamientos culturales, por ejemplo, a todos los hermanos varones Arellano-Félix se les conoce en parte por sus corridos, sin embargo, Enedina no ha tenido ningún corrido y continúa operando. Algo nos dice que este esquema de representación cultural entre narcos y “narcas” históricos, pareciera decirnos que entre mayor es el grado de exposición en corridos, mayor es el grado de exposición y riesgo para el narcotraficante. Sin embargo, a pesar de esto, prevalece en la veta masculina el ansia de dejar una constancia de su existencia en la historia popular, de hacer un registro de su virilidad, de su valentía; los narcotraficantes varones ansían un canal por el cual se les recuerde, lo que confirma que por eso los corridos por encargos están a la orden del día como una industria compacta en sus pedidos. En cambio, Enedina, de la que se conoce muy poco y no tiene corridos, continúa operando y hoy día, en el vox popoli, se la llama como “La Señora de Tijuana”.

Regresando a mi argumento sobre el papel que han jugado los certámenes de belleza en los clanes del narcotráfico –siendo el caso más conocido de la actualidad el de Emma Coronel, esposa de “El Chapo” Guzmán– podemos deducir que los certámenes han sido una industria fuertemente coaccionada por el narcotráfico y, a su vez, han cumplido como una fuente de continuidad a los linajes del narcotráfico con reinas robadas o impuestas. Los certámenes de belleza y el poder adquisitivo y corruptivo del narcotráfico han promovido una industria de la belleza, pero a su paso también han sido los mecanismos para de la reina se produzcala amante o acompañante temporal del narcotraficante. Sobre la coquetería femenina, Ernestina Lizárraga observa que cómo ésta ha adquirido dotes culturales particularidades en Sinaloa, donde la identidad de la mujer sinaloense ha fusionado los rasgos de la buchona con los roles femeninos de una mujer que se ha distinguido culturalmente por la exaltación de su coquetería, su belleza y la insumisión. Con esto, podemos señalar que en el último cuarto del siglo XX algunas buchonas “nacieron en la cuna del narco, otras se casaron y después el marido le entró al negocio; otras, solo por deslumbradas e interesadas, se involucraron con un buchón” (Núñez y Alvarado 106).

Esa figura femenina ligada al buchón siguió siendo llamada popularmente con el apelativo de buchona, pero con una nuevo acepción coloquial que las asoció con las mujeres que mantienen relaciones sexuales-sentimentales con un buchón. Es decir, ya no se nacía buchona, sino que también era una identidad optativa. En ese sentido, para Sayak Valencia, la buchona puede leerse como un proyecto de continuidad de varias figuras de la feminidad, contradictorias entre sí, es decir, como la “madresposa” y su mundo cerrado en la función de agradar a otros. Pero se vuelve en una figura liminal al combinar a un tiempo la figura de ‘la puta’ con la axiología neoliberal de las empresas, pues siendo mujeres lectoras de su época y su contexto, reconocen sus condiciones materiales concretas, postulándose y produciéndose a sí mismas como su propia mercancía. (Género, 256). Además de incorporar los rituales de la reina de belleza, “incorpora la estética de las actrices porno (la puta) en sus lógicas de exhibición del cuerpo para placer de otros a cambio de una remuneración económica. También recoge la feminidad de las mujeres transexuales heterocentradas, que buscan su legitimidad de género en la encarnación acrítica de ciertos códigos semiótico-estéticos de la producción de la feminidad como construcción prostética, en donde conviven de manera deliberada la hipersexualización del cuerpo con la adopción abigarrada y estrafalaria de elementos, como el cabello largo y abundante, el cuerpo curvilíneo, las uñas extralargas y coloridas, las cirugías de adelgazamiento y de aumento de senos. Es decir, la producción de un cuerpo-objeto que generará plusvalor económico y simbólico en el mercado del género, en el que también se inscribe la narcocultura (Género, 254-255).

Este camino emprendido por las buchonas debe entenderse también en el ámbito cultural, donde las mujeres del norte del país muestran otros instintos que prevalecen en la corridística. Al respecto, Ramírez-Pimienta ha hecho notar cómo en el corrido norteño “abundan las mujeres valientes, de armas tomar, alejadas de la victimización y mostrando una capacidad agencial que les ha ganado el reconocimiento del corridista” (327). Los narcocorridos llevan décadas hablando de estas mujeres que traficaban drogas a Estados Unidos. Sin dudas, el personaje de Camelia la texana, del corrido “Contrabando y traición” (1973) de Los Tigres del Norte, ha sido el corrido más importante para la revitalización del género corrido. Camelia es un personaje ficcional, quien, junto a su novio, Emilio Valera, transportan mariguana en un auto hasta un callejón oscuro de Los Ángeles. Allí hacen la transacción, para luego Emilio, tras repartir el dinero con Camelia, le dice que la abandona y que se irá solo a San Francisco con “la dueña de su vida”. Sin contratiempos, Camelia le dispara siete veces. La moraleja del corrido se ha vuelto una especie de himno popular:

“Una hembra si quiere a un hombre,
por él puede dar la vida,
pero hay que tener cuidado
pues si esa hembra se siente herida,
la traición y el contrabando
son cosas incompartidas (sic)”.

La visualización que generó el corrido para Los Tigres del Norte significó a su paso la emergencia a la popularidad de todo el género corrido y su audiencia en música norteña. El personaje ha venido acrecentando su dimensión en la diáspora mexicana e, incluso, en la cultura chicana. Camelia ha inspirado varias películas y telenovelas, además de una ópera “norteña”[9] en la que la prensa hegemónica revaloró su estatus cultural en la diáspora mexicana en Estados Unidos: “Camelia La Tejana explora cómo un objeto de fascinación masiva acumula un estatus mítico y, con él, una identidad que cambia de forma y significados”[10] (The Hollywood Reporter). Para Ramírez-Pimienta, “es innegable que Camelia es el personaje más importante en la historia del narcocorrido y uno de los más importantes en la historia del corrido en general” (332). A partir del personaje de Camelia, ha tenido continuidad el agenciamiento de mujeres traficantes que suelen desencadenar su violencia en respuesta a una traición amorosa, pero también en el narcotráfico entre mujeres. Así lo muestra otro corrido ficcional que interpretaron varias agrupaciones, entre ellos Los Tigres del Norte; un corrido que habla de dos mujeres sinaloenses que hacen negocios de drogas con colombianas:

“Con un motor muy rugiente/ llegaron quemando llantas / en una trocona negra/ pero la traían sin placas/ dos muchachas que venían/ del barrio de Tierra Blanca. // En el restaurant Durango/ de La Puente, California / tres muchachas esperaban/ procedentes de Colombia/ allí quedaron de verse/ con las dos de Sinaloa. // Todas vestían de vaquero/ y chamarra de vaqueta / también cargaban pistola/ debajo de la chaqueta/ mucho dinero en la bolsa /y muy buenas camionetas. // Se sentaron todas juntas/ en una mesa tomaban/ y se metían al baño / y andaban reaceleradas /yo las vi cuando salían/ con la carita polveada. // Por lo que pude entenderles / algo alegaban entre ellas/ creo que de billetes falsos/ también mentaban la hierba/ pero lo hablaban en clave/ para que nadie entendiera. // De pronto se oyen disparos / unas mujeres caían /las tres eran colombianas /lo dijo la policía / y las dos de Sinaloa/ a Tierra Blanca volvían”.

Antes de que Los Tigres del Norte grabaran “También las mujeres pueden”[11], ya lo había hecho Jenni Rivera. La figura de “La Diva de la Banda”, como se le llamó a Jenni, es importante porque fue una mediadora desde la versión femenina para muchas mujeres que podían identificarse tanto por sus canciones de amor como de desamor, así como por sus corridos en primera persona representando a la narcotraficante. Ramírez-Pimienta subraya que antes de Jenni Rivera realmente no había existido mujeres que hicieran carrera grabando narcocorridos[12]; pero Jenni, desde los Estados Unidos y con menos tabúes culturales, supo identificar y llenar ese vacío (336). Posicionándose desde mediados de los años noventa, Jenni llenó un vacío y se transformó en el ícono femenino chicano más importante después de la muerte de la célebre Selena[13].  En la primera etapa de su vida, Jenni llegó se casó, tuvo hijos y fue víctima de violencia intrafamiliar por parte del marido; al separarse y seguir adelante con su carrera musical, en sus canciones relató el martirio de sus abusos, lo que representó una voz afín a un sector importante de mujeres solteras y “luchonas” que vivían en la diáspora mexicana. Es decir, se volvió en la representación de la mujer que todavía se sienten suficientemente joven para salir a bailar y vivir la vida, sin perder la mentalidad de trabajo y tener una cultura clara del esfuerzo (Garza 64). No hay que descuidar que Jenni, crecida en Long Beach, California, también contó con los contactos y respaldos adecuados, principalmente de su padre, Pedro Rivera, quien ya había sido instrumental en el renacimiento del narcocorrido en California desde finales de la década del ochenta como promotor de artistas como Chalino Sánchez, Los Canelos de Durango o Los Razos. Por su parte, para su amigo e impulsor Pepe Garza, Jenni también supo comprender desde el inicio que la “identidad” era la base para triunfar ante un público en el Regional Mexicano (64)[14]. Ya en una producción de 1995, Jenni incluyó el corrido “La Chacalosa”, posiblemente el primer narcocorrido escrito por una mujer (Ramírez-Pimienta 337), en que el sujeto de enunciación es la hija de un narco:

“Me buscan por Chacalosa,/ soy hija de un traficante. Conozco bien las movidas, me crié entre la mafia grande, de la mejor mercancía/ Me enseñó a vender mi padre// Cuando cumplí los quince años/ no me hicieron quinceañera/ Me heredaron un negocio/que buen billete me diera. Celular y también bíper/ para que todo atendiera”.

Después de esta producción, Jenni se va a distanciar del narcocorrido, pues irá accediendo a los espacios de la cultura dominante: la radio, la televisión y los premios internacionales. Por consiguiente, irá abandonando su “persona” de narcotraficante para quedarse solo personificando primordialmente los entornos sociales de la madre soltera, independiente y migrante de California, es decir, otro tipo de mujer norteña.

”La Reina del Sur” y su protagonismo en la guerra

Al igual que “La Chacalosa” y Camelia, también Teresa Mendoza, “La Reina del Sur, es un personaje ficcional que, más allá de sus agenciamientos culturales, ésta curiosamente tuvo un impacto medular en la historia del narcotráfico y que merece algunas observaciones, puesto que nos ejemplifica un agenciamiento meta-textual que el personaje provocó en la captura definitiva del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2015.

Recapitulemos: originalmente “La Reina del Sur es una novela del escritor español Arturo Pérez Reverte, publicada en 2002. El autor invirtió una temporada en Culiacán, donde haciendo trabajo etnográfico entre las mujeres que cambian dólares en el mercado Rafael Buelna, “El mercadito”, logró el diseño de su personaje ficcional Teresa Mendoza, “La Reina del Sur”.  Se dijo en medios periodísticos, cafés y cantinas de muchas partes, sin ninguna prueba de por medio, que, en realidad, Pérez-Reverte se había inspirado en Sandra Ávila[15], conocida como “La Reina del Pacífico” (Gómez Santamaría 39). Lo cierto es que Reverte sólo ha afirmado que el personaje tiene una basal inspiración en Camelia la tejana, luego de conocer el corrido de Los Tigres del Norte. Por tanto, es curioso que primero fue la novela y, en respuesta a ésta, Los Tigres solicitaron a su compositor Teodoro Bello producir el corrido homónimo, que sintetiza la trama de la novela: una buchona se encuentra en peligro tras el asesinato de su buchón, pues es conocedora de contactos e información. Teresa huye a España y, tras una serie de calamidades, tanto en el amor como en las penurias económicas, escala y se convierte en una jefa narcotraficante y femme fatale.

Teresa Mendoza es el tipo de mujer buchona que vive en Europa y desde allí distribuye a África y Asia. Es una narcotraficante corporativa, en el que en el corrido ficcionalmente se contextualiza en la década de 1990, ya con el auge del Cártel de Juárez, pues el primer novio asesinado de Teresa había sido su buchón, “El Güero”, quien a los de Juárez “les había hecho muchos mandados”. El corrido dio nombre al álbum homónimo de Los Tigres del Norte, el cual alcanzó el Top 3 de la lista latina Billboard y también fue nominado a los Premios Grammy por mejor Best Mexican/Mexican-American Album. Por otro lado, desde el consumo hegemónico de la industria del entretenimiento, la novela de Reverte tuvo un impacto en dos direcciones: por un lado, marcó un acercamiento inicial de muchos lectores de clase media al fenómeno de la narcoliteratura y, por otro, el corrido alcanzó tal popularidad que la cadena de televisión estadounidense Telemundo adquirió los derechos de la novela y dio el papel de Teresa Mendoza a la actriz mexicana Kate del Castillo[16].

Sobre la base de estas consideraciones, podemos establecer que Teresa Mendoza como ícono de la narcocultura trascendió a los círculos de la “alta cultura” literaria y también a la de masas; es más, podría también pensarse que desde su agenciamiento meta-textual representó a la femme fatale en la caída definitiva de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Un hecho que nos podría haber parecido inocuo cuando sucedió, pero el impacto de la captura de “El Chapo” fue un hito profundo que remapeó la hegemonía del control de territorios de los cárteles mexicanos. Desde su captura, aunque no era la única figura central del cártel –sino también “El Mayo” Zambada–,tambaleó a la organización criminal y le cedió su hegemonía al Cártel de Jalisco Nueva Generación, liderada por Nemesio Oseguera Cervantes, apodado “El Mencho”[17]. Esta transición de poderes no ha sido necesariamente automática, pero esa medición de fuerzas constituye hoy la continuidad de la violencia social en México.

¿Pero cuál es la cercanía de “El Chapo” con Teresa Mendoza y cómo ésta opera como femme fatale de “El Chapo”? El inicio lo podemos ubicar con la segunda captura de “El Chapo” en la turística ciudad de Mazatlán, Sinaloa, en 2014. En ese particular, la DEA hizo énfasis que, entre las poquísimas pertenencias de “El Chapo” al momento de su captura, tenía todos los DVDs de la telenovela La Reina del Sur, protagonizada por Kate del Castillo, de la cual era un acérrimo “fan”. “El Chapo” tenía una gran admiración por Teresa Mendoza, el personaje de Los Tigres/y Pérez-Reverte, y esta obsesión fue posible confirmarla cuando se fugó del penal de Almoloya en julio del 2015. Pero antes de eso, mientras estuvo en prisión, una noche se dio el hecho de que Kate del Castillo publicó un tuit dirigido a “El Chapo”. El tuit de Del Castillo relacionaba las revelaciones sobre la participación del Estado en el caso de Ayozitnapa y la desaparición de 43 normalistas en el Estado de Guerrero en una participación conjunta de la Policía Federal con el Cártel Guerreros Unidos, una de las fracciones que se había desprendido de Arturo Beltrán-Leyva tras su abatimiento. Del Castillo concluía en su tuit: “Hoy creo más en “El Chapo” Guzmán que en los gobiernos que me ocultan verdades”. El tuit fue leído por “El Chapo” en prisión desde una tablet con Internet que se le permitía tener, el mismo dispositivo que le permitió con GPS rastrear su celda en prisión y direccionar el túnel subterráneo que se construyó para fugarse dieciocho meses después de su segunda captura.

El mundo se asombró ante la picaresca del capo, toda la prensa internacional retomó el hecho, el cual también evidenció los parajes de narco-corrupción del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Tras su fuga, “El Chapo” huyó a refugiarse en su terruño en el Triángulo Dorado y desde allí priorizó como misión su obsesión por conocer a Kate del Castillo, con quien había empezado una comunicación por la plataforma de mensajería WhatsApp para hacer conceder los derechos a la actriz para que hiciera una película del capo. Kate fue invitada por el capo a reunirse en la sierra en los territorios de su dominio, al cual llegó acompañada del también actor y director estadounidense Sean Penn[18]. Habría que preguntarse si “El Chapo” realmente sabía a quién le estaba otorgando de estos derechos, si a Kate del Castillo o a Teresa Mendoza. Cualesquiera de las dos actuaron por igual como femme fatale, pues, tras ese encuentro, “El Chapo” expuso su ubicación a las autoridades, ya que los teléfonos de “El Chapo” y Kate habían estado intervenidos por la DEA antes de sostener el encuentro, los que al llegar al aeropuerto habían sido rastreados. De acuerdo con la entonces procuradora general de la República, Arely Gómez, el encuentro que el narcotraficante tuvo con los actores Kate del Castillo y Sean Penn fue pieza clave en las investigaciones que derivaron en su captura. En especial, Sean Penn, que luego del encuentro, no solo reveló toda la información a la DEA, sino también publicó un repostaje en la revista Rolling Stone sobre el viaje y el encuentro, el cual circuló un día antes de que fuese recapturado, tan solo semanas después del encuentro en la ciudad de Los Mochis, Sinaloa. La captura del capo ha resultado en la pérdida de la hegemonía del Cártel de Sinaloa y un remapeo del control del territorio; por un lado, por la emergencia de otra guerra interna de la organización y, por fuera, la ambición de otros cárteles por arrebatar sus dominios, en especial, por el emergente Cártel de Jalisco Nueva Generación, liderado por el mando único de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, quien ya tiene control de al menos 22 de los 32 estados del país.

De izquierda a derecha: el director y actor norteamericano Sean Penn, Joaquín “El Chapo” Guzmán y Kate del Castillo. El encuentro clandestino entre los productores y el capo se llevó a cabo en los dominios de la sierra que protegen al capo, en un hotel de montaña en Cosalá, Sinaloa. Siempre desde el plano del entretenimiento, en la serie El Chapo, transmitida por Netflix, se destaca el encuentro entre Kate y el Chapo . Acá observamos la representación psicológica de “El Chapo”, quien al ceder los derechos para la realización de una película biográfica a Kate del Castillo (representada en la serie por Vanessa), la ingenuidad de “El Chapo” desentiende el formato de “biografía” y narra a Kate cómo quiere que “decore” su película, atribuyéndose la potestad que podía enunciarse como lo hace en el corrido, donde casi siempre salía como “bandido bondadoso” o como el pícaro que romantiza las fugas. No deja de llamar la atención los visos de una imaginación psicológica de “El Chapo” similar a la de don Quijote de La Mancha, psicología quijotesca que llevaron a la recaptura de “El Chapo”, “el fugitivo número uno del mundo”, quien para el periodismo representó una gran paradoja y para la historia del narcotráfico, dado que después del encuentro con Teresa Mendoza, los índices de violencia han repuntado.

La recaptura, extradición y condena a cadena perpetua por parte de la justicia de Estados Unidos a “El Chapo” a inicios del 2019, ha representado un gran golpe al Cártel de Sinaloa, pues no solo se vio envuelto en una nueva guerra interna entre las columnas de la organización, una guerra que inició desde su segunda recaptura por el control del mando entre “Los Dámaso”, liderada por Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, y su hijo Dámaso López Serrano, “El MiniLic”con los hijos de Guzmán Loera, los llamados “Chapitos”. Otra guerra interna de Sinaloa ha representado la ruptura definitiva entre “El Mayo” y “El Chapo”, pues sus hijos, los llamados “Chapitos” han querido tomar control de lo que consideran sus dominios e intentan desplazar al socio de su padre. También, más en el norte, el veterano narcotraficante Rafael Caro Quintero[21], quien tras fugarse de prisión en 2013, se ha reagrupado bajo una nueva narcomáquina que ha iniciado en el estado de Sonora bajo el nombre de Cártel de Caborca.

Las mujeres en La guerra contra el narco

Si bien hemos señalado cómo la mujer ha sido primordialmente representada en corridos con personajes de ficción, el inicio de “La guerra contra el narco” impulsó a miles de mujeres a sumarse a las filas de la narcomáquina. Las mujeres también se han vuelto en un elemento central en la guerra, en la medida que han entrado de relevo a sus parejas, padres o hermanos encarcelados o abatidos en combate. En su mayoría se han visto obligadas a proseguir con el negocio de venta de enervantes de la pareja sentimental porque es la fuente de ingreso familiar[22]. En consecuencia, se ha dado un crecimiento exponencial de la población de mujeres en las cárceles mexicanas. Tan solo en el periodo de 2007 a 2010, la población femenina carcelaria aumentó en un cuatrocientos por ciento (Santamaría Gómez 46). La mayoría estaba presa por crímenes contra la salud y por ejercer uno de los trabajos más vulnerables de la pirámide del narcotráfico: llevándole droga a su pareja a la cárcel para su consumo y venta en prisión (ídem).

Pero también hay casos de mujeres que han heredado organizaciones delictivas más amplias y que, habiendo tenido acceso a una preparación técnica o universitaria, han tomado posiciones financieras y operativas, o sirven de prestanombres en empresas destinadas al lavado de dinero, siempre bajo la presunción de que la mujer es propensa a escapar de la sospecha penal[23]. Por encima de éstas, también están las mujeres que llevan las riendas en la logística de producción, transportación y cruce fronterizo de las drogas, como el caso de Enedina Arellano Félix, la “discreta, calculadora, reservada e inteligente” (Santamaría Gómez 42) financiera del Cártel de Tijuana.

Por consiguiente, las mujeres en el crimen organizado mexicano, aunque con un protagonismo intermitente, han trazado todas las posiciones de la cadena laboral. A raíz del conflicto iniciado en el siglo XXI, también se han convertido en pistoleras y sicarias, custodiando rubros que pueden ir desde controlar plazas hasta traficar con migrantes o esclavizarlos para fungir como “muleros”; es decir, también han llegado a cerrar el círculo de puestos con funciones estrictamente necropolíticas en el rol de sicarias o de jefas de sicarios. Estas mujeres han abierto un espacio para “la representación de la imagen de la mujer criminal como sinónimo de mujer fuerte que, a pesar de su valentía y su fiereza, conserva sus ‘atributos femeninos’ en el imaginario popular de la narcocultura” (Género, Valencia 258). Los intensos enfrentamientos desde el 2008 entre el cártel de “El Mayo” Zambada y “El Chapo” Guzmán contra los Beltrán Leyva-Los Zetas[24] explicarían esta mayor participación de la mujer dentro del narco en varias regiones del país. Es decir, se puede considerar que este cambio en los papeles de las mujeres con su protagonismo en la guerra es un ejemplo más de los efectos que la guerra ha generado en las normativas de género[25].

La buchona en el corrido “En la sierra y la ciudad (La China)”

Compartiendo con Pavón Cuéllar, en los narcocorridos podemos percatarnos de que la valentía femenina es decisiva en la relación de la mujer con el hombre, no sólo porque implica un posicionamiento subjetivo de la mujer como agente activo, sino también porque frecuentemente parece cuestionar los estereotipos de género y mostrar un pronunciamiento explícito en las relaciones de poder entre hombres y mujeres (Pavón Cuellar 33). En el contexto de “La guerra contra el narco”, son escasos los personajes femeninos, tanto históricos como ficcionales, sin embargo, de los pocos casos es destacado el revuelo que causó el corrido “En la sierra y la ciudad (La China)” (2015). Este corrido es una excepción paradigmática no solo por la popularidad que alcanzó, sino también por las estéticas de clandestinidad que representó para el heroísmo corridístico femenino.

“En la sierra y la ciudad (La China)” es el corrido que dio a conocer al compositor y solista Javier Rosas. El corrido fue todo un éxito en todas las estaciones radiales de la Unión Americana en el 2015, siendo galardonado al final del año con el “Corrido del año” en los Premios de la Radio de La Qué Buena de Los Ángeles. Aunque también fue un año funesto para Rosas, quien en marzo de ese año sufrió un atentado después de un concierto en Culiacán, en cuyo crimen perdieron la vida cuatro personas a bordo del vehículo. Javier Rosas fue el único sobreviviente y que milagrosamente se sobrepone a 20 disparos de AK-47. Fue con la investigación de la Procuraduría General del Estado que se logró saber que el atentado “se desató debido a que entre sus canciones hay unas alusivas a un grupo delictivo de Chihuahua y que molestaron a sus atacantes [El Cártel de Sinaloa], debido a que el tema está dedicado a sus ‘rivales’. Fue la música la que originó que se planeara el atentado, esto a pesar de que Javier Rosas también tiene numerosas canciones dedicadas al Cártel de Sinaloa” [26]. A lo largo del año, ocurrirían otros eventos que dieron más revuelo a la historia detrás de este corrido.

Ese año el vidoclip de “En la sierra y la ciudad (La China)” se volvió el más paradigmático para un personaje femenino. Éste es un homenaje a una mujer en la más alta posición de la pirámide del narcotráfico, enfatizándola con la hiperfeminidad de la buchona contemporánea. A su vez, es sumamente llamativo que “En la sierra y la ciudad” no cuente con las características que acá hemos establecido del corrido épico de “La guerra del narco”; por el contrario, el corrido de “La China”, su estructura y su estética se corresponden más bien al de un corrido picaresco: una mujer en una posición de poder, con capacidad económica y corruptiva, pero no se enuncia como sujeto activo de la violencia, sino más bien con una serie de tretas de clandestinidad.

El corrido de“La China”, tanto en su texto como en sus elementos visuales, evocan un orden simbólico y estético de la buchona; quien a este punto ya ha sido descentralizada de Sinaloa y su radio ha sido adoptado en otras geografías de la narcocultura. En su caso, “La China” es de Chihuahua. El videoclip es significativo en evocaciones y alegorías de desafío, en general a la hegemonía masculina y, en modo específico, al Cártel de Sinaloa.

Una particularidad central de este corrido es que no cuenta con la violencia explícita de los corridos enfermos ni hace alarde del festejo del corrido alterado[27]. Por el contrario, resulta ser un corrido más bien picaresco. Esto lo afirmamos al ver en “La China” a un personaje sinuoso que, si bien vuelve a interpelar: “Quién dijo que las mujeres no podían”, lo hará con una serie de tretas de clandestinidad, siendo el principal el hecho que la protagonista nunca revela su nombre histórico, siendo llamado solo por su apodo, una estrategia estética, en nuestra opinión, que la hará postergarse en su vida delictiva más que a los hombres que sí lo revelan.

Ampliando sobre el videoclip, éste se da en un ambiente campirano, en primer plano haciéndole tributo desde diversos paneos al corrido de caballo y al corrido de automóvil[28], que se representa con la Cheyenne, con la que el personaje va arribando a una casa hacienda donde tendrá presuntamente una reunión importante; en ese sentido, el libreto hace una combinación de los elementos del bandido decimonónico y del narcotraficante contemporáneo. El videoclip arranca con diferentes planos de una troca roja Cheyenne, de vidrios oscuros, que se desplaza por los potreros y rediles de una ranchería[29]hasta llegar a estacionarse al redondel de una casa hacienda en la sierra. Se estaciona junto a una fuente central con la escultura de un caballo brioso elevado en sus dos patas traseras[30], mientras llegan a recibirla dos sujetos encapuchados portando cuernos de chivo, quienes la escoltan al interior de la casa hacienda. Adentro de la casa, la reunión se vuelve una meta-ficción, pues solo encontramos al corridista Javier Rosas, quien la espera para cantarle su corrido, el cual irá cantando mientras ella juega billar y toma vino blanco. No hay una connotación de cercanía romántica entre ambos personajes, sino de transacción –la jefa ha pedido un corrido y el corridista en calidad está cumpliendo con llegar a cantárselo– para ver si le agrada. Estando en la casa de la jefa narco, el corridista hace un llamado[31] a su audiencia para ubicarnos espacialmente en Témoris, Chihuahua, y luego empieza a cantar su corrido para la jefa que lo ha encargado:

“A una reunión importante, va llegando una Cheyenne, / los cristales muy oscuros, no se alcanza a ver quién viene /se abrió aquella puerta sin ninguna prisa/ se observó aquella mujer tan distinguida, / la vi bajar de aquella troca en zapatillas. // Señoras y señores ahora el canto es diferente / ahora va pa las mujeres, pa una dama muy valiente/ donde llega se respeta lo que diga / en la sierra y la ciudad, yo soy La China. /Quién dijo que las mujeres no podían. // Ha habido buenas, malas, y a pesar de todo estamos, / y ahora con una Buchanan´s yo la he visto recordando, / lo que tiene ella sola se lo ha ganado,

es mujer de las que pocas se han logrado, / del señor de Navojoa trae respaldo. // Tiene hermanos y amistades del poder que dan apoyo/ tiene estilo, tiene estrella, va pa arriba y va con todo. // Gracias, Salazar, por haberme salvado, Cero Uno, Cero Cinco y Cero Cuatro, / allí en Témoris navego sin descanso. //Pa´ muchos el verde es vida y yo lo muevo a mi medida, / y en carrerasdecaballos he apostado grandes cifras;/ se divierte con Cristina que es su amiga, / gane o pierda que el festejo siga y siga / Javier Rosas y una banda lo ameniza”.

El principal signo que sugiere la picaresca del corrido es que nunca se revela la identidad con nombre y apellido del personaje. Solo opta por el usar su mote “La China” como estrategia de clandestinidad. Sobre esa premisa, el personaje también es presentado con otros niveles de “ocultamiento”, siempre complementado con formas sugestivas a nivel visual, por ejemplo, en la Cheyenne que arriba a la reunión con “los cristales muy oscuros”, “no se alcanza a ver quién viene”. Luego, al interior de la casa, “aquella mujer tan distinguida” no se quita sus grandes gafas negras. Ciertamente, lo que podría resultar en el cliché de un mafioso, acá es significativo este ocultamiento del personaje.

Figure 5. Imagen de “La China” en el videoclip de “En la sierra y la ciudad (La China)”, la representación de la misteriosa jefa narco de las sierras de Chihuahua.

En ese particular, el texto también da únicamente referencias elípticas y eufemísticas de los demás personajes, e incluso de su oficio como narcotraficante. Por ejemplo, apreciamos que sus cercanos se identifican solo por claves numéricas como “01”, “05”, “04”, o por el primer nombre, como “Cristina que es su amiga”, con quien asiste a apostar “grandes cifras” a las “carreras de caballo”, sin una preocupación “de ganar o de perder”, pues es el poder económico que redime el riesgo de estar en la cima de una organización en la que parece operar de manera independiente.

Sumado a las estrategias de “La China”, de ocultar identidades[32], también encubre su oficio, pues tampoco revela de manera abierta la naturaleza de su negocio, sino que se limita a decir que: “Pa muchos el verde es vida y yo lo muevo a mi medida”, es decir, “verde” como la metáfora clásica de que es una traficante exclusivamente de mariguana en un enclave entre la sierra y la ciudad[33].

Pero el corrido no es totalmente encriptado y, a través de un nombre, nos revela una posibilidad de lecturas de la historia. El corrido aporta el dato del apellido “Salazar” (“El Señor de Navojoa”), y, más aún, cuando surge como referente de un “salvador” de “La China” –sin llegarse a revelar tampoco la causa a esa salvación–. No obstante, vale mencionar que la familia Salazar, en el plano histórico, es señalada por las autoridades mexicanas de ser un clan de Sonora y con control parcial de Chihuahua. El clan es particularmente conocido por ser socio y uno de los brazos armados del Cártel de Sinaloa. No obstante, aunque es protegida por los Salazar, “La China” en realidad, según información oficial, es una “rival” del Cártel de Sinaloa o, en todo caso, una rebelde que “no quiere alinearse” a los mandamientos centrales de Sinaloa. El hecho de que fuera una rival fue conocido solo tras las indagaciones del atentado sufrido por Javier Rosas[34]. Y según la opinión pública, por tanto, el acto de que Rosas cantara este corrido en Culiacán fue leído como un desafío que “La China” hacía al Cártel de Sinaloa en su propia casa[35], y, en consecuencia, se las cobró con “su vocero” e intelectual orgánico.

Antes del atentado a Rosas, “En la sierra y la ciudad (La China)”ya circulaba como un corrido celebrativo no solo a una mujer, sino a “una patrona” que anunciaba: “Señoras y señores ahora el canto es diferente ahora va pa´ las mujeres, pa´ una dama muy valiente”[36]; no obstante, en la receptividad el personaje solo llamaba la atención asumido como un personaje de ficción y no histórico. Pero tras atar cabos al atentado contra Rosas, los medios locales dieron a conocer que el personaje era real; otros medios informativos regionales enfocaron sus luces en el corrido de esta mujer “valiente” y “distinguida”, cuya única referencia visual era la del videoclip como una misteriosa jefa narco, de quien las autoridades – sin negar su existencia- aseguraban no contar con información sobre ella. Se decía que “pocos la han visto, [y] no se sabe [claramente] a que cártel pertenece”[37]. No fue hasta dos años después de lanzado su corrido, a raíz de una balacera con víctimas mortales en la sierra de Chihuahua, que volvieron a cobrar fuerza las versiones sobre esta misteriosa mujer, de quien las autoridades seguían sin aportar información al respecto: “No tenemos registro de esta persona. Son versiones, dichos, anécdotas; estamos investigando la balacera y ahí surgió la versión de que hay una mujer con estas características” [38], expresó Carlos Huerta, el vocero de la Fiscalía de Chihuahua. En tanto, no pocos aldeanos de la zona de Témoris confirman la existencia de la narcotraficante, aunque era evidente que su verdad estaba sustentada nada menos que por el corrido de Rosas.

Las tretas de clandestinidad

Con lo anterior, podemos inferir y reiterar que “La China” –al no arriesgar su identidad como lo hicieron personajes masculinos en sus corridos enfermos y alternativos–, , en contraste, había administrado a un personaje picaresco de alto perfil, pero con una estética de clandestinidad que a la postre le había redituado su permanencia en el puesto como jefa narco y, aún más, sin contar con registros oficiales sobre la veracidad de su existencia. Su agenciamiento histórico quedaban solo relegado a su condición de mito corridístico, esto es, que habitaba más por su leyenda que por su historiografía.

En ese sentido, hagamos hincapié en lo significativo que resulta esta condición de revelar la identidad y la evolución. El cambio se dio en la década de 1970, impulsado por las mismas ansias de visibilidad de los narcotraficantes masculinos; ya en los años ochenta era evidente que la “regla de oro” del sigilo del narcotraficante[39] se había roto. Al respecto, el compositor Geovani Cabrera –perteneciente a una tradición de corridistas junto a su tío Pepe Cabrera y su padrino Paulino Vargas– ha tenido a cuenta que el cambio en esta estrategia de clandestinidad se dio en conjunto con los cambios de códigos que se dieron en la mafia sinaloense y que repercutió en el narcocorrido en general. Cabrera aclara: “Antes se respetaba mucho la palabra entre gente. Tú dabas tu palabra y ésta valía. Antes también se respetaba a los niños y a las mujeres, pero hoy ya no. Esos códigos ya no existen. Eran unos códigos no escritos que se tenían que respetar”. Y esto cambió notoriamente a raíz de la guerra en 2007, pues a partir de entonces “ya no les importa ‘quemarse’; por el contrario, ellos quieren que se supiera quiénes eran”[40]. Por tanto, la enunciación del “yo trafico” y “yo mato” han sido inauguradas recientemente. Esto nos sugiriere una correlación que, entre más se revela la identidad del personaje, más aumenta su violencia, pero a la vez más corta es su vida delictiva. Sumado a esto, las guerras por venganza de sangre han urgido por revelar la identidad del remitente a su rival, por tanto, la premisa ha sido básicamente “firmar” el corrido que se presume.

La China” de La Paz y el necropoder

Sobre la base de lo anterior, podemos establecer que “En la sierra y la ciudad” es un corrido disruptivo al modelo masculino contemporáneo por las tretas de clandestinidad con que se nos presenta. Pero, por encima de esta disrupción, es preciso añadir que el corrido reconfiguró también premisas tradicionales de la funcionalidad del corrido como “retraducción” de la noticia y adquirió aún más notoriedad cuando, en septiembre de ese mismo año, las autoridades capturaron a Melissa Calderón Ojeda, apodada también como “La China” y quien era una jefa de sicarias para Los Dámaso, una de las columnas del Cártel de Sinaloa que controlaba el Estado de Baja California Sur. “La China” operaba desde el municipio de La Paz y su radio de acción abarcaba hasta Los Cabos San Lucas, ciudad turística y de colonia de extranjeros, primordialmente estadounidenses. A partir de esta captura, tanto las audiencias como la prensa atribuyeron equívocamente a Melissa ser el personaje de “La China” del corrido.

Con esto, en principio afirmamos que el corrido tendió a nivel mediático a replantear una de las premisas tradicionales y que varios estudiosos han sostenido para la funcionalidad del corrido, de ser una “retraducción” de la noticias de los medios hegemónicos (Astorga, Valenzuela, Herlinghaus), afirmando que los corridos “lo que relatan ya ha sido publicado en la prensa y difundido por la radio y la televisión, o bien forman parte de mitos colectivos o de un trabajo de construcción de mitos” (Astorga 37). En contraste, el caso de “En la sierra y la ciudad” se nos presenta con un esquema inverso, puesto que los medios de información fueron los principales en realizar la construcción del mito de “La China”, y, en un “trabajo colectivo” de desinformación, los medios internacionales[41], que se apresuraron a reproducir la noticia, también tomaron la lectura equívoca del corrido de “La China” de Témoris, al adjudicárselo a “La China” de La Paz. Esta confusión la iniciaron medios nacionales. Por ejemplo, el portal digital del reconocido periodista conservador Joaquín López Dóriga, afirmó de Melisa Calderón Ojeda que ésta había adquirido “importancia y fue conocida a mayor escala gracias a un corrido interpretado por el cantante de ‘corridos alterados’, Javier Rosas, llamado ‘En la sierra y en la ciudad’, en donde se narra la vida de la mujer que llegó a ser jefa de sicarios”[42].

También el Daily Mail, de Inglaterra, mordió erradamente el anzuelo al afirmar que:  “En los últimos años, Calderón Ojeda aparentemente se hizo famosa después de que ella fuera el personaje de una canción del Regional Mexicano, ‘En la sierra y la ciudad’, que fue un éxito y alababa el estilo de vida del narcotráfico. La canción describe a una mujer atractiva con conexiones de alto nivel que llegó a una reunión en un SUV ”[43]. El diario británico tampoco reparó que el corrido no tenía varios años, sino que estaba recientemente estrenado. Pero este equívoco también lo cometió, curiosamente, el portal de Regional Mexicano Soy Grupero, declarando que: “Una de las canciones favoritas de este año es sin duda ‘La China’, melodía compuesta por Javier Rosas y que se popularizó en voz de Los de San José de Mesillas. Este fin de semana la Procuraduría General de Justicia de Baja California Sur confirmó la captura de Melissa Margarita León Ojeda, alias “La China”, personaje que inspiró el corrido[44]”. En esos días, Javier Rosas, aún convaleciente del atentado, solo se limitó a aclarar rápidamente que el corrido no era para Melissa, sino para “La China” de Témoris, pero su aclaración fue desoída.

Esta confusión de los medios, a nuestro juicio, se pudo deber a tres razones: La primera, pudo haber sido una acción deliberada de los medios con el propósito de mercadear la nota informativa; la segunda, por el hecho de no haberse tomado el interés de escuchar el corrido para corroborar datos, pues solo bastaba contrarrestar el locus geográfico del corrido con la sicaria capturada para notar que sus historias y espacios diferían, siendo una narcotraficante clandestina en la sierra de Témoris, Chihuahua, y la otra, una jefa de sicarios en La Paz, Baja California. Y la tercera razón por la que pudo haberse dado esta confusión es porque ambas se volvieron en agentes que desafiaban a la hegemonía y lineamientos del cártel de Sinaloa.

Es preciso aclarar que Melissa Calderón no tuvo corridos, pero su cobertura periodística trascendió internacionalmente. Y esto generó que la sicaria se alimentara del mito del corrido de “La China” de Témoris y viceversa; aunque tomó direcciones opuestas, pues mientras la saga periodística le adjudicó el corrido a “La China” de La Paz éste le dio más visibilidad, en cambio, “La China” de Témoris reforzó su clandestinidad al redirigirse los focos sobre Melissa Calderón.

Por otra parte, ya habíamos enfatizado en que “La China” de Témoris no era un personaje enfermo ni alterado y que en su corrido había optado por no representarse con una violencia explícita, sino más bien con un carácter escurridizo y picaresco, sin embargo, “La China” de La Paz giró el péndulo en su sentido opuesto. Melissa Calderón Ojeda, según los medios oficiales, al momento de su arresto contaba con 30 años de edad y ya se había convertido en una de las mujeres más poderosas dentro de un cártel en México. Melissa era una jefa de distribución al narcomenudeo, pero también una jefa de sicarios en control de la plaza de La Paz para el Cártel de Sinaloa. De Melissa Calderón, Fox News Latino publicó: “Es una mujer de alto rango y es una despiadada asesina a sangre fría”, [45] la cual había incursionado desde el 2005 “en un ambiente exclusivo de mujeres”[46], lo que la acercó a “Los Dámaso”[47], columna del Cártel de Sinaloa, donde rápidamente ascendió en la estructura. En 2008, al arrancar la guerra entre Sinaloa y los Beltrán Leyva-Zetas, “La China” fue nombrada comandante[48] de la plaza en La Paz, Baja California Sur, localidad turística[49] de Cabo San Lucas, visitada por cientos de miles de personas cada año. En esta ciudad “La China” comenzó a orquestar asesinatos y a tomar el control de vastas zonas, provocando que los asesinatos en el Estado de Baja California Sur se triplicaran en un periodo de siete años mientras ella estuvo al mando. Sin embargo, en junio del 2015, “Los Dámaso” le pidieron a “La China” que dimitiera de su cargo como jefa de sicarios, esto tras el regreso de Abel Quintero, un asesino experimentado que recién había sido liberado de prisión. Furiosa por su descenso de puesto, “La China” desertó del cártel de “Los Dámaso” y anunció la formación de su propia organización criminal. Su organización tuvo corta duración, pues contó con la persecución sistemática tanto de las autoridades de gobierno como del comando Los Ántrax –el creado por “El Chino Ántrax”, bajo otro liderazgo– que intentó darle caza.

Melissa Calderón Ojeda, “La China”. Jefa del brazo armado “El 28” narcomilicia del Cártel de Sinaloa en Baja California Sur.

Por su parte, de acuerdo con el Daily Mail, fue el propio “Chino” Gómez[50], su novio y segundo al mando de la organización de “La China”, quien, tras ser capturado, negoció información con las autoridades sobre dónde se encontraba Melissa Calderón. “El Chino”, al entregarse, también le reveló a la policía que “La China” se había convertido en un “monstruo maníaco” que compraba a la policía local[51] y secuestraba a sus enemigos para arrojarlos luego, ya desmembrados, en las puertas de los hogares donde habitaban sus familias para mayor escarnio. Las declaraciones de su novio finalmente posibilitaron su captura el 19 de septiembre en el aeródromo de Cabo San Lucas, donde pretendía tomar un avión hacia Culiacán. En declaraciones posteriores, la sicaria reveló cómo funcionaba su narcomáquina, sus redes criminales y vínculos con policías, comandantes y mandos corruptos, algunos de los cuales, dijo en una ocasión: les pagaba con sexo, droga o les ponía prostitutas cuando no tenían dinero, lo que al final de cuentas le permitió huir de 6 operativos de captura[52].

No queda claro el motivo por el cual, mientras fue jefa de sicarios para Los Dámaso, Melissa Calderón no fue un personaje corridístico. No obstante, luego de insubordinársele a “los señores” de Sinaloa, fue menos probable que esto ocurriera, pues cualquier corridista hubiese puesto su vida en riesgo como le había pasado ya a Javier Rosas. Al respecto, nos aclara Cabrera: “En este ambiente hay un código no escrito que a la gente que anda muy ‘alzada’, haciendo desmanes por su cuenta, corre con un estigma invisible que a la luz de todos, incluyendo los músicos y compositores, no podemos romper”[53]. Por un lado, éste fue el motivo por el cual la crónica de “La China” de La Paz predominara únicamente en el ámbito mediático, alimentado su mito por el corrido de “La China” de Témoris, que estaba sonando con gran éxito en las radios y en las plataformas digitales. Por otro, es clara la condición de insubordinación que ambas “Chinas” representaron para el Cártel de Sinaloa. En el caso de “La China” de La Paz, su insubordinación llegó acompañada de la rabia por el descenso en el puesto que por años le habían asignado.

Ahora bien, observemos el caso particular de “La China” de la Paz, quien, insubordinándose a sus patrones, nos ilustra la transfiguración de la figura de la buchona necroempoderada y expone su transformación en en lo que Solano establece como “la loca”, que en definitiva, es el estigma de la mujer que ha caído en la condena social absoluta. Tanto por sus homicidios, su “alzamiento” en contra su fracción, su desobediencia y la rebeldía, La China de La Paz ha sido condenada a la muerte o a la cárcel desde los parámetros de una cultura patriarcal establecida en el Cártel de Sinaloa e igualmente por el sistema judicial mexicano. Desde un lenguaje clínico, a “La China” de La Paz se la describe en la prensa como “la paranoica” y desde el lenguaje mediático como “Un diablo de mujer”, tal como la nombraron en sus ochos columnas la portada el diario El Mañana de Nuevo Laredo.

Por otra parte, si se observa la condena de Melissa convertida en “loca” sicaria, sus acciones deben asociarse a la naturaleza de su rol social, que ya no están adscritas al “despecho” y la traición amorosa, como era el caso de Camelia La Tejana. A Melissa Calderón más bien debe pensársele desde su condición de necro-empoderamiento como un sujeto endriago en un contexto capitalístico, es decir, ese al que Valencia refiere como el contexto de subjetividades periféricas al sistema capitalista de las sociedades del Primer Mundo, las cuales se adscriben a la economía por medio de la violencia. Para Valencia, estas subjetividades contemporáneas pertenecen en su mayoría al ramo de la economía sumergida, emparentada con el crimen organizado y con la violencia como herramienta de gestión y producción mercancías (53-54). Por tanto, “La China” de La Paz ya no se representa identificada como víctima del género débil, sino como mujer emancipada, empoderada y consciente en un marco neoliberal necropolítico. Este modelo de feminidad necroempoderada se entreteje con la precariedad existencial y económica de muchas poblaciones, que hacen que el reacomodo económico traído por el neoliberalismo cree también una nueva veta de lo que debe ser entendido en lo que formalmente se conoce como “la feminización del trabajo”, la cual supone la integración cada vez más visible de las mujeres a las filas del Estado necropolítico mexicano. En fin, el agenciamiento de “La China” de La Paz puede ser sumado y valorado como esos “precursores distópicos de la aldea global” (Sontag 84). El modelo mexicano, vecino de Estado Unidos, parece requerir urgentemente de una observación y explicación que nos atañe como región hemisférica. Sus casos de un neoliberalismo distópico y de necroempoderamiento parecen sugerirnos la necesidad de un remapeo epistémico, social y cultural que posicione a la violencia en el centro de su reflexión.

“La China” en el YouTube vernáculo

Del corrido “En la sierra y la ciudad” y su videoclip posteado en YouTube, ya hemos señalado la carencia de violencia gráfica y textual. Sin embargo, algunos videos vernáculos publicados ya hicieron una fusión del corrido de “La China” de Témoris con el carácter sicaresco de “La China” de La Paz. Videos como éstos provocaron consternación en la sociedad mexicana, que cuestionaba a los usuarios que realizaban este tipo de videos caseros. Uno de los que tomó mayor atención fue un video de YouTube de una fiesta de quinceañera, en el que la homenajeada optó por no sonar el tradicional vals para bailar con el padre, sino que, en sustitución sonó el corrido “En la sierra y la ciudad”, mientras bajaba de una limosina, en la entrada al recinto de la fiesta la esperaba el resguardo de una prole de niños y adolescentes disfrazados de sicarios, portando chalecos, pasamontañas y metralletas de juguetes –o lo que se supondría–. El corrido suena con un fondo editado que monta disparos de metralletas. Nunca se aclaró dónde fue la locación del video. Algunas voces vapulearon el video con comentarios ante lo que se estaba presenciando[54]. No dejaron de comentar los que utilizaron el apelativo de “nacos”[55] para opinar del material; otros sugirieron que el video posiblemente había sido posteado entre su diáspora mexicana en los Estados Unidos.

Es probable que el video fuese publicado desde la diáspora en EE. UU., después de todo, la guerra en México para esa comunidad posee diversos matices y niveles de afectividad, donde la narcocultura tiene influencia en las nuevas generaciones con la participación de una ciudadanía a distancia de México, solamente mediada por sus prácticas digitales[56]. Pero no menos cierto, el contexto del video está inscrito al debate y las tensiones que en la última década se habían trazado entre la alta cultura y las culturas populares; en el caso del video performativo de “En la sierra y la ciudad”, nos brinda indicativos de sectores que reformulaban las representaciones populares ante la cultura hegemónica. No hay que dejar de lado que “La sierra y la ciudad” circula con las dinámicas más privilegiadas que hasta entonces lo hacía el Regional Mexicano y la narcocultura. Un contexto que la industria tecnológica ha posibilitado una reestructuración de los modos de producción, diseminación y una nueva visión de la cultura popular[57]. Tal como lo hace notar Burgess y Green, YouTube generó una inédita cultura participativa. Estás prácticas de participación y creatividad vernácula incorporaron prácticas “mundanas” como la narración cotidiana, videos caseros y fotografías personales; creación e intercambio de videos que pueden verse como un medio de participación cultural colectivo, conexiones sociales y experimentación estética cotidiana, así como un modo individual de expresión que no siempre está motivado principalmente por el deseo de atención individual de una gran audiencia (19). YouTube, desde su entrada en 2005 y a lo largo de su primera década de existencia, generó una disrupción a las nociones de “la cultura normativa” y, desde sus nuevas condiciones de producción y consumo capitalista, reformuló quién hablaba y quién captaba la atención de los usuarios. Sostenemos que, en definitiva, en este contexto es que debemos enmarcar el efecto social y cultural de un corrido y su videoclip como lo fue “En la sierra y la ciudad”. Es decir, promovió estas prácticas vernáculas y de la banalización de la violencia que, desde una cultural digital participativa, estaban reformulado la noción de “lo popular” como herramienta disruptiva.

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[1] El 8 de enero de 1931 también se ha registrado que se grabó el corrido “El Pablote”, el cual puede ser considerado el primer corrido en sus nociones actuales como narcocorrido.

[2] Ramírez-Pimienta, Juan Carlos. Una historia temprana del crimen organizado.

[3] En la colección “Roots of Narcocorridos”, uno de los temas es “La Cocaína”, grabada con Pilar Arcos en 1927.

[4] Región de la Sierra Madre Occidental, ubicada entre los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa.

[5] El ingeniero Gabino es originario de Culiacán y fue junto a su padre quienes han montado desde los años setenta sistemas de radios y espionajes para los narcotraficantes sinaloenses. (“Él se encargaba de comunicar a los narcos”, en Debate), 04 marzo del 2015. https://www.debate.com.mx/mexico/www.debate.com.mxmexicoEl-se-encargaba-de-comunicar-a-los-narcos-20150304-0049.html-20150304-0049.html

[6] “El corrido de Lamberto Quintero” quizás sea el más clásico y representativo de personajes reales que surgieron en la década de 1970. Es uno de los corridos que más conoce todo el país y su diáspora.

[7] Uno de los casos más conocidos fue el de Rocío del Carmen, quien a sus 17 años se convirtió en reina del carnaval de Mazatlán, 1990; Francisco, el mayor de los Arellano-Félix, de 42 años, raptó a Rocío para casarse con ella. Fue la primera reina en ganarse las ocho columnas de un periódico de la Ciudad de México (Santamaría 38).

[8] Kenya Kemmermand Bastidas, quien años antes había sido señorita Sinaloa, fue hallada muerta en 1958, en Sicilia, Italia. La reina de belleza se había casado con Vittorio Giancana, miembro de una familia de largo linaje mafioso. También Ana Victoria Santanares, señorita Sinaloa en 1967, se ligó sentimentalmente con Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”.

[9] Dirigida por Mario Espinosa, Long Beach Opera presentó Camelia la Tejana en el Terrece Theater de Long Beach, Califonia, en marzo del 2013.

[10] “Camelia La Tejana explores how, as an object of mass fascination, the concept of Camelia accumulates mythic status, and with it, a shape-shifting identity with wildly varying meanings”. “Camelia La Tejana: Only the Truth: Opera Review”, marzo 25 del 2013. https://www.hollywoodreporter.com/review/camelia-la-tejana-truth-opera-430720

[11] En álbum Jefe de Jefes de Los Tigres de 1997.

[12] Sí hubo mujeres que grabaron corridos con temática de narcotráfico o narcotraficantes, tales como el Dueto Amapola, Las Potranquitas y otras como Las Marquesitas del Norte o la popular Lydia Mendoza, que había grabado “Carga blanca” (Ramírez-Pimienta 336).

[13] Selena, originaria de Corpus Christi, Texas, se desempeñó en el ámbito de la música tejana. El término de Regional mexicano era aún denominado como Música grupera.

[14] Jenni solía ser una artistas muy testimonial y anecdótica antes de cada canción o corrido que contaba. Así fue abriéndose a los ojos de muchas mujeres radicadas en Estado Unidos, madres solteras, para quienes Jenni se volvió un referente de independencia, valentía y sobre todo por clamar siempre por la igualdad “de derechos y placeres” entre hombres y mujeres.

[15] En la serie Narcos México de Netflix, Sandra Ávila ha inspirado al personaje Isabella Bautista, quien comparte una sociedad con Enedina Arellano Félix, hasta que ésta ultima la traiciona y expulsa de Tijuana.

[16] La primera temporada de la Reina del Sur fue en el año 2011 y tuvo su secuela en 2018. La trama de la serie televisiva es la adaptación del ascenso al poder de una mujer mexicana en el mundo del narcotráfico internacional. Teresa Mendoza comienza su aventura como una humilde joven enamorada de un piloto empleado por los cárteles mexicanos. Cuando ejecutan a su novio, Teresa tendrá que huir para evitar el mismo destino. Su escape la llevará al sur de España, donde intentará comenzar una nueva vida. Sin embargo, una vez más se verá inmersa en el mundo del narcotráfico y, por segunda vez, sufrirá la muerte de una segunda pareja masculina. Después de varios golpes, Teresa decide tomar las riendas de su destino y ser la jefa de su propia organización. A través de alianzas estratégicas y un fuerte sentido para los negocios, Teresa Mendoza, “La Mexicana”, controlará un negocio de distribución de drogas intercontinental como nadie antes que ella. Sin embargo, su gran éxito vendrá acompañado de un alto precio personal, viendo su felicidad continuamente amenazada por la muerte.

[17] Este es solo un esquema general de los cambios que representó la captura del Chapo. Pero en un recuento, la guerra el crimen organizado en México ha confirmado que su batalla ha tendido más bien a su expansión, si consideraos que en el año 2006, el presidente entrante de México, Felipe Calderón, declaró la guerra a 9 cárteles del narcotráfico; pero al asumir la presidencia Andrés Manuel López Obrador en diciembre del 2019, los organizaciones delictivas en México se habían multiplicado al menos en 130 fracciones. Algunos cárteles han diversificado sus rubros más allá del narcotráfico, generando rentabilidad a partir de la extorsión, el secuestro, la esclavitud de migrantes, o el robo de gasolina de los acueductos de PEMEX, práctica conocida como la mafia del huachicol, del que CJNG es uno de sus regentes junto al cártel de Santa Rosa de Lima en Guanajuato.

[18] La reunión entre “El Chapo” con Kate del Castillo y Sean Penn es también bastante compleja. Está llena de signos misóginos, puesto que después del encuentro y conocerse públicamente, a través de un artículo publicado por Penn para la revista Rolling Stone, únicamente Kate fue víctima de una persecución política por parte del gobierno mexicano y de la DEA. Kate también rompió relaciones con Penn por haber alterado el contenido del encuentro en su artículo.

[19] En el episodio 12 de la tercera temporada.

[20] La periodista Anabel Hernández siempre ha planteado las incongruencias con las que se ha supuesto a “El Chapo” como el narco de más alto nivel de Sinaloa contando con poca escolaridad. Hernández señala: “Cuando hablé con las personas que lo conocían, los integrantes de otros cárteles, con gente de área de inteligencia de los gobiernos estadounidense y mexicano, me pareció que era un personaje inflado con el propósito de que las autoridades disfrazaran la corrupción que había detrás de su falta de voluntad para arrestar al que se supone era el fugitivo número uno” (10). 

[21] Caro Quintero, desde la clandestinidad, en entrevista a Anabel Hernández aseguró hace unos años que ya no estaba involucrado con el narcotráfico; sin embargo, la DEA asegura que Caro Quintero sigue operando y en grande, siendo señalado por el gobierno de Estados Unidos como el socio intermediario del Cártel de Los Soles que, según la DEA, operativiza el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. Desde los corridos contemporáneos a Caro Quintero solo se le “alude” que podría estar en el negocio:

“Me relacionaron con la muerte/ de un agente de la DEA/ Creo que están equivocados, como dice aquel corrido/ Yo no maté a Camarena/ Mi sentencia se cumplió,/ después de veintiocho años/ hoy salgo por la puerta/ Fue bastante tiempo para pensar bien las cosas/ Vengo con más experiencia/ Hoy mi pelo ya no es negro pues también cambió/ De canas se ha pintado/ Aunque estoy un poco viejo, sigo haciendo bien las cosas/ Siempre lo he demostrado” (“Rafa Caro”, interpretada por T3R Elemento).

[22] La mayoría estaba presa por crímenes contra la salud, en específico por ejercer uno de los trabajos más riesgosos y vulnerables de la pirámide, “llevándole droga a su pareja a la cárcel, más que para su consumo, para la venta en prisión” (ídem); en algunos casos en el oficio había coacción y chantaje de parte de la pareja encarcelada, en otras, era la historia de una mujer enamorada, como en las morelejas acaecidas a Camelia la Tejana, que si “una hembra que quiere a un hombre por él puede dar la vida”, aunque sea traficando drogas hasta donde sea necesario.

[23] Así se presume de Aida Elizabeth Torres Félix, quien sería comadre y una de las más importantes testaferras de “El Mayo” Zambada en Sinaloa (Hernández, 2019).

[24] El cártel más osado en incorporar en sus prácticas criminales a las mujeres ha sido el de Los Zetas. Este grupo llegó a abrir una nueva sección de mujeres llamada Las Panteras. Una de ellas sería Ashly Narro López, “la Comandante Bombón”, supuesta jefa de la sección de mujeres en Nuevo León, quien fue detenida el 9 de febrero de 2011 en Cancún, por ser una de las sospechosas de haber asesinado al general Mauro Enrique Tello Quiñonez, según la PGR (Santamaría Gómez 47). También Ana Claudia Morante Villanueva,La Contadora”, fue acusada de delincuencia organizada y privación ilegal de la libertad en su modalidad de secuestro. Según diferentes fuentes periodísticas, “La Contadora” se encargaba del alquiler de casas de seguridad que servían para el confinamiento de “levantados”, es decir, gente civil secuestrada.

Los Zetas, además de sumar varones adolescentes, han sumado también jovencitas de entre 14 y 19 años de edad, como lo revelan diferentes publicaciones.

12 000 pesos. Una de las adolescentes de 16 años confesó a la policía local de Ciudad Victoria, Tamaulipas, que era sicaria de Los Zetas y percibía un salario de 12 000 pesos quincenal.

[25] Desde inicios del 2000, en el noreste de México, Los Zetas fueron los que más incorporaron la participación de las mujeres a sus gavillas. Por ejemplo, el arrebato temporal a Sinaloa de la plaza de Tepic, Nayarit en 2003, se llevó a cabo con comandos de panteras, nombre con el que Los Zetas denominaban a sus huestes compuestas exclusivamente de mujeres (Raphael 311).  

[26] “Detienen a agresores de Javier Rosas, lo balearon por cantar narcocorridos”, portal digital NNC.MX. 30 de mayo, 2015.  https://www.nnc.mx/articulo/sinaloa/vIdeo:-detienen-a-agresores-de-javier-rosas–lo-balearon-por-cantar-narcocorridos/1433029206)

[27] El corrido alterado o arremangado se caracteriza por incluir el festejo a los corridos de violencia explícita. En ellos, se logra apreciar al sicario, como personaje alterado que consume drogas mientras anda patrullando la plaza. Este personaje ha dejado casos lamentables para el cártel de Sinaloa, pues se dice que en una ocasión una patrulla paramilitar con sicarios drogados al mando del Macho Prieto desconoció para quienes tranajaban al acribillar mortalmente al hijo Chapo Guzmán, Edgar Guzmán, El Moreno, en el parqueo de una plaza en Culiacán a inicios del 2008. 

[28] Ramírez-Pimienta ha señalado que si bien “Contrabando y traición” inspiró la creación de corridos de mujeres decididas, el otro gran éxito de Los Tigres del Norte en los años setenta, corresponde a “La banda del carro rojo”, un corrido de Paulino Vargas que hace una inauguración de un tipo de “corridos de autos” que en pocos años proliferaron con temas que incorporaban en sus títulos las palabras Cheyenne, Suburban o Bronco. Eventualmente y de manera casi orgánica estas dos vertientes se unieron dando lugar a híbridos de corridos de autos tripulados por mujeres como “La dama del Montecarlo” y “La dama de la Suburban” (334).

[29] La ranchería no estaría representando a la sierra, pues en la sierra no hay espacio suficiente para esas extensiones de planicies; lo más probable es que la alusión sea alguna ranchería en los valles a la falda de la sierra o en las mismas cercanías de Témoris.

[30] La alegoría de que el narcotraficante es un agricultor, ganadero o minero es constante en el corrido de traficantes de los años setenta. Sus cercanías con el lenguaje campirano son reales porque, a la vez que son lo que dicen que son, a la vez son lo que omiten, pero evocan.

[31] El llamado fue una función básica en la fórmula del corrido del siglo XIX. En el ejemplo anterior vemos un llamado simplificado en una línea, en el que a la vez el corridista aprovecha a introducirlo por su ubicación geográfica, para remitir a su audiencia un interés por el dónde ocurre la historia.

[32] Algunos habitantes de la región de Témoris señalaron al periódico El Diario que “La China” no es de la zona, que ésta “fue enviada por jefes de un grupo criminal que tiene años controlando la siembra, cosecha y trasiego de enervantes en varios municipios que colindan entre Sonora y Chihuahua”. Pero las vagas referencias de este personaje histórico son tales que el vocero de la Fiscalía de la Republica ha dicho: “De ella no tenemos nada, son solo leyendas”. “¿Quién es ‘La China’?” en Debate.20 de septiembre de 2015. https://www.debate.com.mx/policiacas/Quien-es-La-China-20150920-0016.html

[33] Un informe de 2015 de la Procuraduría General de la República (Fiscalía) detalló que en la zona de Chihuahua operan dos grupos criminales: La Línea –que se separó del Cártel de Juárez- y Los Aztecas, ambos con operaciones en la frontera de México con Estados Unidos; pero no hay registro que “La China” opere para ninguna de esas organizaciones. “La China”, por tanto, parece operar casi de manera independiente en un enclave territorial entre la sierra (El Triángulo Dorado) y las rutas fronterizas en disputa entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Juárez. (“‘La China’ y ‘Doña Lety, las nuevas reinas del narco de México”. Infobae. 17 de febrero de 2017

[34] Los medios se cuestionaron por qué el atentado si Rosas también les había cantado a miembros del Cártel de Sinaloa, por ejemplo, al “Chino Ántrax”. Rosas, aunque ha descrito los hechos, para protegerse no ha querido sacar las preguntas fuera del episodio.

[35] El fenómeno de interpretar corridos a personajes en ciudades donde el personaje representa al “rival” del cártel hegemónico en esa plaza ha significado atentados y asesinatos a varios compositores de corridos; el caso más emblemático fue el asesinato de Valentín Elizalde, llamado el “El Gallo de Oro”, quien, siendo sinaloense y cantar para Sinaloa, dio un concierto en Reinosa, Tamaulipas, territorio de sus rivales Los Zetas, por el cual sufrió un atentado mortal en su camioneta al finalizar el concierto por cantar el corrido “A mis enemigos”, al iniciar y terminar el concierto (Pérez 65). Su acto fue ciertamente un desafío abierto por el cual varios corridistas han perdido la vida. Los corridistas han sido mártires entre los enfrentamientos de cárteles por casi tres décadas. Para el periodista Edmundo Pérez, esta realidad inició con la muerte del célebre Chalino Sánchez el 15 de mayo de 1992 (19) tras regresar de Los Ángeles a dar un concierto en Culiacán.

[36] En los viejos y nuevos narcocorridos, la valentía es el atributo más utilizado para dignificar y revalorizar a la figura femenina y para preservarla así́ de aquella tendencia constante por la que se ve cada vez más devaluada y despreciada. Mas, una vez que la mujer toma la pistola y da muestras de valentía, se nos descubre cómo una mujer de armas tomar automáticamente adquiere una subjetividad, deja de ser tan sólo el objeto sexual del hombre y tiende a desempeñar un rol protagónico hasta poder llegar a merecer los más honrosos nombres que los narcocorridos reservan a sus protagonistas femeninas: “mujer”, “señora”, “dama” y hasta “reina” (Cuellar Pavón 33).

[37] “No tenemos registro de esta persona. Son versiones, dichos, anécdotas, estamos investigando la balacera y ahí surgió la versión de que hay una mujer con estas características”, dijo a Infobae el vocero de la Fiscalía de Chihuahua, Carlos Huerta.

[38] Reproduce el diario argentino Infobae de los diarios locales El Diario y de Noroeste. (“‘La China’ y ‘Doña Lety’, las nuevas reinas del narco de México”. 17 de febrero de 2017). https://www.infobae.com/america/mexico/2017/02/11/la-china-y-dona-lety-las-nuevas-reinas-del-narco-de-mexico/

[39] Posiblemente “Clave 7”, de Paulino Vargas, un corrido compuesto al narcotraficante Pedro Avilés, “El León de la Sierra”, es uno de los paradigmáticos en la categoría. Los corridos con el nombre de Pedro Avilés aparecieron a partir de su muerte. Como lo hace notar Geovani Cabrera:

“Antes el mismo narco como Pedro Avilés jamás hubiera permitido su nombre en una canción porque era una persona peligrosa. Porque [preferiría] mantenerse en el anonimato, en la sombra, para seguir trabajando. Pero llega gente, personajes nuevos como Caro Quintero, jóvenes, con hambre de poder, de triunfo y con descuido en todo, porque está joven y se hace millonario muy joven. Entonces hace de Guadalajara su casa. Es el rey de Guadalajara”, y así quiso enunciarlo.

[40] Entrevista personal. Culiacán, enero de 2019.

[41] Es común que los medios suelan caer en conjeturas fallidas al reportar la guerra contra el narco. Cubrir directamente en el terreno la violencia generada por el narcotráfico tiene sus riesgos, por tal, la cobertura muchas veces es parcial y con datos cruzados, extraoficiales o más bien se prestan a la desinformación. El último recuento de Reporteros Sin Frontera establece el saldo de 127 periodistas asesinados desde el inicio de la guerra en el 2007, cifra que los pone entre los primeros lugares de riesgos para hacer periodismo en el mundo. 

[42] “Antigua jefa de sicarios de Los Dámaso es detenida en Los Cabos cuando pretendía volar a Culiacán” López-Dóriga Digital. 21 de septiembre. https://lopezdoriga.com/nacional/detienen-en-cabo-san-lucas-a-la-china/

[43] Female boss of cartel hit squad ‘responsible for more than 180 violent incidents in Baja California’ is arrested in Mexico. Daily Mail. 22 de septiembre de 2015. https://www.dailymail.co.uk/news/article-3244268/Melissa-Margarita-Calderon-Ojeda-arrested-Mexico.html

[44] “Detienen a protagonista del corrido de ‘La China’”, del sitio Soy Grupero. https://www.soygrupero.com.mx/grupenotas/detienen-a-protagonista-del-corrido-de-la-china/2015/09/

[45] “Cartel assassin queen ‘La China’ captured in Mexico” Joshua Fechter Updated. September 21, 2015

[46] La China: un diablo de mujer.

[47] Los Dámaso es un uno de los pilares del Cártel de Sinaloa, principalmente establecidos en Eldorado, Sinaloa. Está liderada por Dámaso López Núñez, “El Licenciado” y por su hijo Dámaso López Serrano, “El MiniLic”.

[48] Además de las altas esferas de su cártel, “La China” tenía más de trescientos comerciantes y soldados que montaban unas motocicletas color rojo para identificarse a nivel de calle, indica el Daily Mail.

[49] Calderon Ojeda is blamed for the outbreak of violence in the resort area, which government officials believe are responsible for a number of murders and other violent crimes, that stems from a turf war between rival gangs in La Paz, according to Fox News Latino.

[50] Por ósmosis al novio de “La China” le decían “El Chino”. Curiosamente si a la buchona era el buchón el que le había designado su apelativo, en este caso era un efecto contrario, siendo la mujer que daba el apelativo a su pareja masculina.

[51] “La China, Un diablo de mujer” (El Mañana de Nuevo Laredo) http://elmanana.com.mx/noticia/167845/La-China-un-diablo-de-mujer.html

[52] Semanario Zeta, “La pusieron”. 28 de septiembre de 2015. http://www.zetatijuana.com

[53] Comunicación por WhatsApp el 21 de julio de 2020.

[54] Algunos comentarios señalaban al respecto:

“esos no son narcos son naco” (Parta); otros, “este es el futuro de méxico” (Joseph bautista); “ahora entiendo por qué ganó Peña Nieto” (Arturo Martínez); “Lo más triste es que podría ser la historia de cualquiera de mis primas jaja qué asco” (Crisdalí Molina), “definitivamente terminando mi licenciatura me voy de México haha” (Alejandro Valdez), “La Narcoultura ha permeado todos los estratos sociales, que triste que ser narco sea una aspitación (sic) de un modelo de vida, y más trsite (sic) aun es que los padres alienten esos desfigures, igual el coreografó (sic), el que grabó, los papas, qué tristeza de nuestro país con esos valores” (Jose Carlos Barcelo). “Tu lo has dicho man, antes los niños querían ser bomberos, policas (sic), maestros, ingenieron (sic), panaderos, doctores etc pero ahora quieren ser sicarios y andar con su “pechera” y su “cuerno” además de traer trokona del año y una “plebita cachonda” como ya hadicho (sic) mucha raza, nomas terminando la carrera y fuga a otro país más pacífico” (Jonas FromHell)”. Comentarios en el video en YouTube: “Bailan ‘Corrido de La China’ como vals de XV Años…” https://www.youtube.com/watch?v=rMkfV7X7Si0&feature=youtu.be

[55] El término “naco” en México es un insulto clasista con el que ciertos sectores de clase media designan el gusto y las expresiones vernáculas y populares. Es la misma connotación con la que nació el término buchón para resignar desde las clases medias y altas de Sinaloa los gustos estéticos e iconográficos del sierreño narcotraficante.

[56] Vernacular creativity, which incorporate mundane practices like everyday storytelling, home movies, and personal photography, the creation and sharing of videos can be seen as a means of collective cultural participation, social connections, and everyday aesthetic experimentation as well as a mode of individual self-expression that is not always primarily motivated by the desire for individual attention from a large audience (Burgess y Green 39).

[57] La política de la cultura popular tiene una historia larga y controvertida en los campos académicos de los estudios culturales (Storey, 2003). Aún para teóricos iniciales en los estudios culturales, la cultura popular se encontraba en la categoría de “lo ordinario” (Hoggard, 1957; Williams, 1958); aunque décadas posteriores, se empezó a valorar el potencial de lucha simbólica, empoderamiento o autoexpresión (Fiske, 1989; 1992a). Asimismo, para estos teóricos la cultura popular ya importaba como proyecto político, generado en gran medida desde un “inconsciente político”, en el sentido de Frederic Jameson. Por su parte cultura popular Stuart Hall (1981) en la famosa declaración de1981propone que:

“Popular culture is one of the sites where this struggle for and against a culture of the powerful is engaged: it is also the stake to be won or lost in that struggle. It is the arena of consent and resistance. It is partly where hegemony arises, and where it is secured. It is not a sphere where socialism, a social culture –already fully formed– might be simply ‘expressed’. But it is on of the places where socialism might be constituted. That is why ‘popular culture’matters. Otherwise, to tell you the truth, I don’t give a damn about it (Hall 239)