Hennessy /Tequila

En Kansas City ademas de cowboys,
nacen plebes con grills y miradas filosas
como vidrio de ventana rota en la Southwest.
afroamericanos y chicanos,
hijos del semáforo roto y el beat de Suicideboys,

hasta el momento sin corrido,
pero con el alma agujereada por el bajo del hip hop,
ambos espíritus unidos por el rugir
de un Charger,
de un Camaro 2010,
de un Civic del 98 que todavía huele
a sudor e incluso vive su prime,
bajo toda una vida en el taller del sueño

nitro, Kodak Black y aún nadie llega ajuareado,

negros y pochos se citan por Instagram

—““Pull up at Summit and Southwest, a las once sharp — no cap.””—
y bajan del cielo
como si Dios fuera de barrio
y le gustara ver quemas de llantas clandestinas
bajo el ojo atento de una luna de mayo
donde ya se mezcla
el Hennessy y la tequila
entre gorras de los Royals

santos de collares y
San Judas Tadeo en blanco y verde

colgando del espejo retrovisor
junto a una calavera adiamantada.
Aquí la religión no se reza,
arranca en segunda,
y es invocada en una rola de Junior H
cantando desde un altavoz de 5K
con un bote de pintura vacía.

No hay ideología,
solo un deseo:
arder antes de olvidar.
La memoria no se imprime
en estos plebes,
se evapora en el humo
que escapa del motor
o del blunt que pasan entre risas,
entre miradas que no preguntan, y ni voltean a ver,
entre chicas que filman en cámara lenta o polaroid

el resplandor del hule de las llamas. Un videoclip:
eso es el amor aquí,
un loop de tres minutos
con filtros naranjas,
cuerpos brillando de sudor
y esa risa hechiza
que antecede al golpe,
a la sirena,
a los miguelitos lanzados por el patrullas,

Los perros callejeros se esconden,

los gatos paniqueados, ni se diga!
los adultos no entienden,
los high schoolers miran
y los que no terminaron la escuela
aplauden con los ojos.
Esto es Kansas City
cuando el 5 de Mayo se mezcla con la sangre.
Esto es el ahora. Esto es el siempre.

Esto es Tequila.